Other People Records/2020/ IDM, Deconstructed Club.
Nicolas Jaar, tras los éxitos recogidos en el primer álbum de A.A.L, retoma su misterioso proyecto con un claro foco en el tratamiento rítmico, de una manera introspectiva e intelectual.
(8,5/10)
Si hubo un disco que sacudió a los amantes de la música electrónica y el House en general en esta pasada década, ese fue "2012-2017" (2017), un compendio de temas orientados al house más accesible, agradable, fresco e innovador. Pasados dos años nos encontramos con un álbum totalmente diferente ,pero de igual o superior calidad. Lejos quedaron los bailables temas de "2017-2019" para sumirnos en la oscuridad reflexiva que propone ahora Nicolas Jaar.
"Fantasy" abre el álbum con un genial sampler de la canción "Baby Boy" de Beyoncé (2003), y nos cuenta un poco de qué va este proyecto. Y es que vamos a oír mucho ritmo, instrumentos tribales, líneas melódicas enfocadas al ritmo, solos de cajas de ritmo, estructuras más complejas que en el primer álbum y detalles efectistas como los rellenos percusivos que acompañan todo el tema, dotándolo de estabilidad y musicalidad vertical.
"Loving You" es quizá uno de los temas que más cosas tiene en común con "2012-2017", pero con el cambio estético renovado del que hablamos anteriormente. Es una canción más enfocada en el deep house pero con mucho sonido industrial, que poco a poco intensifica el uso de efectos y líneas de sintetizadores para culminar el tema y dar paso a "With An Addict". Aquí escuchamos reminiscencias de IDM, Drum n Bass, a U-Ziq o Squarepusher al más puro estilo noventero, envuelto en una atmósfera de ritmos tribales complejos y nostálgicas líneas melódicas mezcladas con efectos coloristas. El solo de "percusión" que da paso a los últimos compases de la canción es simplemente sublime. La manera en como condensa la atención para posteriormente sumergirte en los acordes finales quizá es de lo mejor del disco.
Una de las cosas que más me llama la atención de este álbum es la diferencia de estructuras entre "2012-2017" y "2017-2019". Ahora encontramos picos, cimas, subidas y bajadas, momentos de calma y secciones intermedias más largas. En general oímos estructuras más elaboradas y experimentales.
Si antes comentábamos porqué el ritmo es tan importante en "2017-2019", el perfecto ejemplo es el downbeat de "If You Can't Do It Good, Do it Hard". El downbeat aparece a modo de guía, como si provocara énfasis en qué momentos tenemos que prestar atención y cuales podemos simplemente contemplar. Probablemente uno de los temas que recoge la esencia del disco a la perfección.
"Alarm"podría ser uno de esos temas que funcionan como intermedio por su corta duración. Si bien no es un tema a remarcar, divide el disco en dos partes a mi parecer. La primera, más vertical y centrada en los procesos que se generan cada segundo; y la segunda, mucho más horizontal, fluida y dinámica.
"Deeeeeeefers" es una muestra de esta segunda parte que comentamos, con un sonido más industrial y veloz. Si "With An Addict" sonaba a IDM y Drum n Bass, "Deeeeeeefers" suena a witch house puro. Es esta diferencia la que intento explicar con la teoría de las dos partes del álbum.
"Faith", por ejemplo, tiene muchísima menor intensidad que cualquier tema anteriormente mencionado, siendo un trabajo etéreo y atmosférico, que hacia la mitad se corona con los acordes en los sintetizadores. Los últimos compases, que funcionan a modo de coda es otro de los momentos más destacables del disco, no por lo que suena, sino por el espacio temporal en el que suena, y aquí vuelvo al tema de las estructuras. Un tema con la forma de "Faith" sería impensable en "2012-2017".
Los últimos tres temas de "2017-2019" bajan la intensidad rítmica y melódica, para sumirse en la horizontalidad, a modo de cierre del disco, bajando poco a poco el volumen y la sobrecarga de ritmos de los primeros temas.
En líneas generales me parece que "2017-2019" es un mejor álbum que el primero. Es sin duda alguna más ambicioso, representa unos contextos actuales y remueve más conciencias. Recoge las ideas musicales y estéticas de lo que llamamos "Deconstructed Club" y las inmortaliza en un proyecto memorable y esencial a la hora de entender dicho movimiento cultural. Jaar se mueve en un terreno que él mismo crea, tremendamente modificado línea a línea, compás a compás. En definitiva, es un proyecto que puede dar mucho que hablar en los próximos años si queremos descubrir cuál es el futuro de la música de cultura de club.
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